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AQUILES (ἄχος akhos (‘dolor’, ‘pena’) y λαός laos (‘pueblo’, ‘tribu’, ‘nación’)
En la mitología griega, Aquiles (en griego antiguo Ἀχιλλεύς Αἰακίδης, Akhilleus Aiakidēs, también transliterado como Aquileo), nieto de Éaco e hijo de Peleo y de la diosa Tetis, fue un héroe de la Guerra de Troya y uno de los principales protagonistas y más grandes guerreros de la Ilíada de Homero. En la célebre obra homérica, Aquiles suele ser calificado como «el de los pies ligeros», ya que se le consideraba el más veloz de los hombres.
Aquiles era el hijo del mortal Peleo, rey de los mirmidones en Ftía (sureste de Tesalia), y la diosa marina Tetis. Zeus y Poseidón se habían disputado su mano hasta que Prometeo (o, según otras fuentes, Temis), profetizó que Tetis engendraría un hijo más grande que su padre. Por esta razón ambos tuvieron que renunciar a su deseo, y Tetis fue obligada a casarse con Peleo. Hay una versión alternativa en las Argonáuticas, donde Hera alude a la casta resistencia de Tetis a los avances de Zeus, por lo que habría sido leal al lazo matrimonial de Hera rechazándole fríamente.
Según el poema incompleto Aquileida, escrito por Estacio en el siglo I, versión que no aparece en otras fuentes, cuando Aquiles nació Tetis intentó hacerle inmortal sumergiéndolo en la laguna Estigia, pero olvidó mojar el talón por el que le sujetaba, dejando vulnerable ese punto. (Véase talón de Aquiles, tendón de Aquiles.) No está claro si esta versión del mito se conocía anteriormente. En otra versión de la historia, Tetis ungía al niño con ambrosía y lo ponía al fuego del hogar para quemar las partes mortales de su cuerpo. Fue interrumpida en estos quehaceres por Peleo, que arrancó con violencia al niño de sus manos y éste quedó con un talón carbonizado. Tetis, enfurecida, abandonó a ambos. Peleo sustituyó el talón quemado de Aquiles por la taba del gigante Dámiso, célebre por su velocidad en la carrera. De ahí que se nombrara a Aquiles como ‘el de los pies ligeros’ (podas ôkus).
Sin embargo, ninguna de las fuentes anteriores a Estacio hace referencia a esta invulnerabilidad. Al contrario, en la Ilíada Homero menciona que Aquiles es herido: en el Libro XXI el héroe peonio Asteropeo, hijo de Pelegón, desafía a Aquiles junto al río Escamandro. Le arrojó dos lanzas a la vez, alcanzando una el hombro de Aquiles, «del cual brotó negra sangre».Tampoco en los poemas fragmentarios del ciclo troyano en los que aparece una descripción de la muerte del héroe —Cipria (autor desconocido), Etiópida de Arctino de Mileto, Pequeña Ilíada de Lesques e Iliupersis de Arctino— hay rastro de referencias a su invulnerabilidad o su famoso talón. En vasijas pintadas posteriores representando la muerte de Aquiles, una flecha (o en muchos casos varias) alcanza su cuerpo.
Peleo confió a Aquiles y Patroclo al centauro Quirón en el monte Pelión para que los criase. Quirón los alimentó con fieros jabalíes, entrañas de león y médula de oso para aumentar su valentía; además, les enseñó el tiro con arco, el arte de la elocuencia y la curación de las heridas. La musa Calíope les enseñó el canto, y el profeta Calcante predijo que a Aquiles se le daría a escoger entre una vida corta y gloriosa o larga en años y anodina.
También en el canto IX de la Ilíada se cuenta que en la embajada integrada por Odiseo, Áyax Telamonio y Fénix que este último —caballero mirmidón— habría criado al héroe cuando era un niño, mencionando pasajes íntimos de su infancia, así como en otros comentarios de la obra la convivencia con su madre la nereida Tetis en el palacio de su padre. Por otro lado en Ifigenia en Áulide de Eurípides se canta que Quirón predijo las hazañas de Aquiles.
Algunas fuentes posteriores a Homero afirman que para mantener a Aquiles alejado de la guerra, Tetis (o en algunas versiones Peleo) escondió al joven en la corte de Licomedes, rey de Esciro. Allí Aquiles fue disfrazado de doncella y vivió entre las hijas de Licomedes con el nombre de Pirra (‘pelirroja’). Con una de ellas, Deidamia, a quien en la versión de Estacio violaba, tuvo a su único hijo, Neoptólemo (también llamado Pirro, por el apodo de su padre). Según esta historia, Odiseo supo por el profeta Calcas que los aqueos serían incapaces de capturar Troya sin la ayuda Aquiles, por lo que marchó a Esciro disfrazado de vendedor ambulante vendiendo ropas y joyas femeninas entre las que puso un escudo y una lanza. Cuando Aquiles inmediatamente tomó la lanza, Odiseo le descubrió a pesar del disfraz y le convenció para unirse a la campaña de Troya. En otra versión de la historia, Odiseo tocó una trompeta de alarma mientras estaba con las mujeres de Licomedes. Mientras éstas huyeron presas del pánico, Aquiles se preparó para defender la corte, desvelando así su identidad.
En la Odisea de Homero hay un pasaje en el que Odiseo navega hasta el inframundo y conversa con las sombras. Una de éstas es Aquiles, quien saludado como «bendito en vida, bendito en la muerte», responde que preferiría ser esclavo del peor de los amos a rey de todos los muertos. Esto ha sido interpretado como un rechazo a su vida de guerrero, pero también como una humillación a la levedad de su martirio. Aquiles era adorado como un dios del mar en muchas de las colonias griegas del mar Negro, ubicación de la mítica «Isla Blanca» en la que se decía que habitaba tras su muerte, junto con muchos otros héroes.
La literatura posthomérica explora una interpretación pederasta del amor entre Aquiles y Patroclo. Para los siglos V y IV, la estrecha —y discutiblemente ambigua— amistad retratada por Homero floreció en una inequívoca relación amorosa y erótica en las obras de Esquilo, Platón y Esquines, y parece haber inspirado los enigmáticos versos en el Alejandra de Licofrón que afirmaban que Aquiles mató a Troilo por una cuestión de amor no correspondido.
Los reyes de Epiro reivindicaban ser descendientes de Aquiles por su hijo. Alejandro Magno, hijo de la princesa Olimpia de Epiro, podría por tanto reclamar también este parentesco, y se esforzó en ser como su gran antepasado de muchas formas. Se dice que visitó su tumba al pasar por Troya.
Algunos también afirman que Aquiles se casó con Medea y que tras su muerte ambos se unieron en los Campos Elíseos del Hades, como Hera prometiese a Tetis en la Argonáutica de Apolonio. En algunas versiones del mito, Aquiles tuvo una aventura con su cautiva Briseida.
La Ilíada de Homero es el relato más famoso de las hazañas de Aquiles en la Guerra de Troya. La épica homérica sólo abarca unas pocas semanas de la guerra y no narra la muerte de Aquiles. Comienza con su retirada de la batalla tras ser deshonrado por Agamenón, el comandante de las fuerzas aqueas. Agamenón había tomado a una mujer llamada Criseida como esclava, y el padre de ésta, Crises, un sacerdote de Apolo, le rogó que se la devolviera. Agamenón se negó y Apolo envió una plaga entre los griegos. El profeta Calcante determinó correctamente la fuente de los problemas pero no quiso hablar a menos que Aquiles jurase protegerle. Aquiles así lo hizo, por lo que Calcante declaró que Criseida debía ser devuelta a su padre. Agamenón accedió, pero exigió entonces que la esclava de Aquiles, Briseida, debía dársele como reemplazo. Enfadado por esta deshonra (y como dice más tarde, porque amaba a Briseida) y a instancias de Tetis, Aquiles se negó a luchar y llevar a sus mirmidones junto a las fuerzas griegas.
Como la batalla se volvió contra los griegos, Néstor declaró que si Agamenón no hubiese enfadado a Aquiles, los troyanos no estarían ganando, y le pidió que le aplacase. Agamenón accedió y envió a Odiseo y a otros dos jefes para ofrecer a Aquiles la devolución de Briseida y otros obsequios. Aquiles los rechazó tercamente y pidió a los griegos que navegaran de vuelta a casa como él estaba planeando hacer.
Sin embargo, deseando conservar su gloria a pesar de su ausencia de la batalla, finalmente Aquiles rezó a su madre Tetis, pidiéndole que rogase a Zeus que permitiese a los troyanos hacer retroceder a las fuerzas griegas. Los troyanos, dirigidos por Héctor, hicieron así retroceder al ejército griego hasta las playas y asaltaron sus barcos. Con las fuerzas griegas al borde de la destrucción absoluta, Aquiles accedió a que Patroclo llevase a los mirmidones a la batalla, aunque él permanecería en su tienda. Patroclo logró repeler a los troyanos de las playas, pero murió a manos de Héctor antes de que lograsen asaltar realmente la ciudad de Troya.
Tras recibir de Antíloco, el hijo de Néstor, la noticia de la muerte de Patroclo, Aquiles lloró sobre el cuerpo de su amigo. Su madre Tetis vino a consolar al afligido Aquiles, persuadiéndole para que Hefesto le hiciese una nueva armadura, en lugar de la que Patroclo había llevado y que fue arrebatada por Héctor. La nueva armadura incluía el escudo de Aquiles, descrito con gran detalle por el poeta.
Enfurecido por la muerte de Patroclo, Aquiles terminó con su negativa a luchar y regresó al campo de batalla matando muchos hombres en su ira, pero siempre buscando a Héctor. Incluso luchó contra el dios fluvial Escamandro, que se enfadó porque estaba obstruyendo sus aguas con todos los hombres que mataba. El dios intentó ahogarle pero fue detenido por Hera y Hefesto. El propio Zeus advirtió la furia de Aquiles y envió a los dioses para contenerlos, pues Troya no debía destruirse aún. Finalmente Aquiles encontró a su víctima y persiguió a Héctor alrededor de las murallas de Troya. Dieron tres vueltas en torno a ellas hasta que Atenea tomó la forma de Deífobo, hermano de Héctor y así convenció a este último para luchar cara a cara contra Aquiles. Aquiles obtuvo su venganza y mató a Héctor clavándole la lanza en el cuello. Entonces ató el cuerpo a su carro y lo arrastró por el campo de batalla durante nueve días. Luego presidió los juegos funerarios en honor de Patroclo.
Con la ayuda del dios Hermes, Príamo, el padre de Héctor, fue a la tienda de Aquiles y le convenció de que le permitiese celebrar los ritos funerarios de su hijo. El pasaje final de la Ilíada es el funeral de Héctor, tras el que la caída de Troya es sólo una cuestión de tiempo.
Aquiles, tras su tregua temporal con Príamo, luchó y mató a la reina amazona Pentesilea. Aquiles atravesó su pecho con una lanza, pero al verla morir quedó sobrecogido por su belleza, y cuando Tersites, uno de los soldados griegos, se burló de él por esta pasión, Aquiles le mató. Diomedes, primo de Tersites, arrojó en venganza el cuerpo de la amazona al río Escamandro. Según otras versiones, fue Aquiles quien lo enterró en las orillas de este río.
Tras la muerte de Patroclo, el compañero más cercano de Aquiles pasó a ser Antíloco, el hijo de Néstor. Cuando Memnón de Etiopía mató a Antíloco, Aquiles irrumpió de nuevo en el campo de batalla buscando venganza. La lucha entre Aquiles y Memnón por Antíloco se hace eco de la de Aquiles y Héctor por Patroclo, salvo porque Memnón (a diferencia de Héctor) es también hijo de una diosa, como Aquiles. Muchos investigadores homéricos argumentan que este episodio inspiró muchos detalles de la Ilíada sobre la descripción de la muerte de Patroclo y la reacción de Aquiles. El episodio formó así la base de la épica cíclica Etiópida, que fue compuesta tras la Ilíada, posiblemente el siglo VII a. C. La Etiópida se ha perdido, salvo por fragmentos dispersos citados por autores posteriores. Quinto de Esmirna también nos da un tratamiento épico a la muerte de Memnón y a la inmortalidad entonces concedida por Zeus, así como una descripción lírica del extremo dolor de sus compatriotas.
Como había predicho Héctor en su último aliento, Paris mató más tarde a Aquiles, bien con una flecha (en el talón según Estacio) o con un cuchillo por la espalda cuando visitaba a Políxena, una princesa troyana. En algunas versiones, el dios Apolo guiaba la flecha de Paris, o bien era Apolo el que lo mataba sin intervención de Paris.
Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y se celebraron juegos funerarios. Aquiles fue representado en la pérdida épica de la Guerra de Troya de Arctino de Mileto viviendo tras su muerte en la isla de Leuce en la desembocadura del Danubio.
Más tarde Filoctetes mató a Paris usando el enorme arco de Heracles.
El destino de la armadura de Aquiles.
La armadura de Aquiles fue objeto de una disputa entre Odiseo y Áyax el Grande (primo mayor de Aquiles). Ambos compitieron por ella dando discursos sobre por qué fueron los más bravos tras Aquiles y los más merecedores del mismo. Odiseo ganó. Áyax se volvió loco de dolor y angustia y juró matar a sus compañeros; empezó a matar vacas u ovejas, creyendo en su locura que eran soldados griegos. Entonces se suicidó.